Cuando esta cronista llega a la puerta del hotel Klee, Inés ya está allí. Inés es una de las fotógrafas del diario y hoy le tocó cubrir esta entrevista a Fred Ritchin.Tras saludarnos y presentarnos al entrevistado, es el turno de Inés. Minutos antes, y casi de forma instintiva, ella ya ha estado mirando hacia un lado y hacia otro buscando un fondo, buena luz o algún elemento del entorno que juegue con el retrato que está por hacer. Inés pide ir afuera y le indica a Ritchin que se acerque al vidrio que da al lobby del hotel. Desde fuera, el vidrio grueso y tintado refleja la calle, los autos y al cuerpo de Ritchin apoyado sobre él.
Inés toma fotos, las mira y piensa. Se agacha y luego se pone en puntas de pie. El fotografiado es mucho más alto que ella. Se miran y se sonríen. Apenas han hablado unas palabras pero parece haber una complicidad entre ellos.
Inés Guimaraens |
Fred Ritchin es docente, teórico y editor fotográfico. Profesor de Fotografía e Imagen en la Universidad de Nueva York y fundador de PixelPress, una plataforma para apoyar proyectos experimentales multimedia sobre fotoperiodismo. Anteriormente, fue editor fotográfico de New York Times Magazine y fundador del programa Photojournalism and Documentary Photography en el International Center of Photography.
Ritchin trabaja sobre la imagen, sobre la revolución digital y sobre el papel cambiante de aquellos que las toman. Es quizás por eso, incómodo o no ante el ojo de la cámara, que Ritchin entiende la importancia del trabajo de Inés y de todos aquellos fotógrafos, casi invisibles, que documentan día a día las noticias.
After Photography es la razón por la que Ritchin llegó a Montevideo. Este libro, escrito en 2009, dio nombre (traducido al español) a las 9º Jornadas de Fotografía que se celebran en el marco de Fotograma. Los organizadores del festival no sólo trataron de profundizar en los temas propuestos por Ritchin en el libro, sino que lo invitaron a él mismo a participar. Ritchin aceptó, y no sólo lo hizo abriendo el festival e impartiendo un taller, sino que asistió a todas las ponencias desde la primera fila.
-La razón por la que escribí After Photography fue porque existe esa idea de que la fotografía graba lo visible, pero actualmente la fotografía está muy manipulada; tanto en cuanto a la oportunidad fotográfica -los políticos pretenden aparecer como amigos de los trabajadores que conocieron tres minutos antes- como en el sentido técnico. Lo digital se puede manipular tan fácilmente que las fotos ya no son creíbles en el modo en el que solían serlo. La fotografía tenía el rol de referencia para la sociedad, pero eso se acabó. Ahora hay miles de millones de imágenes que dicen todo tipo de cosas diferentes, y falta foco en lo que es importante.
-¿Por el alto nivel de ruido?
-Sí, por un alto o por un bajo nivel de ruido. Con la sobreabundancia se ha estado neutralizando, en un sentido, las referencias de la imagen. Las imágenes ya no refieren necesariamente a nada más que a sí mismas. La fotografía ha sido importante para el mundo, para contarnos sobre otros países o sobre el nuestro propio. Así que la pregunta es qué hacer. Después de After Photography escribí otro libro que salió este año, Opening the Frame, en el que se plantea esto, qué hacer en esta nueva era, cómo pensar diferente.
-¿Pero el cambio es más técnico, de contenido, o refiere a la manera en que miramos la fotografía?
-La manera en que entendemos el mundo. La manera de entender la fotografía, de leerla o de pensar sobre ella. Se dice que ahora, cada dos minutos, estamos tomando el mismo número de imágenes que las que se hicieron durante todo el siglo XIX. ¡Es enorme! Entonces, ¿qué hacemos con todo eso? Además, la gente cambia las imágenes todo el tiempo. Alguien puede mostrarte una imagen de una tragedia, luego descubres que no hubo tragedia, y dejas de mirar fotos. En Opening the Frame hablo sobre las nuevas estrategias para intentar causar impacto en la sociedad.
-¿A quién corresponde la tarea de seleccionar y filtrar? ¿Al editor, artista?
-Yo lo llamo metafotógrafo. Tenemos muchos fotógrafos pero no muchos metafotógrafos, porque poca gente contextualiza las fotos, hace el trabajo curatorial, las filtra y las elige.
-¿Es un nuevo rol el del metafotógrafo?
-Es un rol más importante y más amplio, ya que con todas esas imágenes necesitamos más gente que lo haga. Deberíamos tener gente en Uruguay que pudiera realizar también esa tarea curatorial. Por ejemplo, que diga cuáles son las 100 imágenes que necesitas conocer si vienes a Montevideo. Actualmente, ¿quién lo hace? Normalmente, nadie. Pero hay gente tratando de averiguar cómo hacerlo. El New York Times cuenta con una sección «Watching Syria`s war» en la que muestran videos y fotos de civiles en Siria y tratan de averiguar qué es real, cuál es el contexto,…
-¿Podemos estar seguros de saber si es o no verdad?
-No, pero necesitamos gente que nos lo diga. Hay una compañía en Inglaterra que trabaja justamente en esto. Van a las redes sociales, chequean lo que es verdad y lo que no, y contextualizan la imagen. Y vamos a necesitar hacerlo cada día más.
-Algo que se ha repetido en varias ponencias en Fotograma son las fotografías de Abu Ghraib. Antes hablábamos sobre la falta credibilidad de las imágenes como una de las causa del paso a la postfotografía. Esa sensación de que ya la fotografía del evento no es prueba de que ese evento existiera. Y sin embargo estas imágenes las creemos…
-Abu Ghraib es una foto de un lado y hecha por amateurs, porque no tienen el estilo.
-Esa falta de estilo, la apariencia de no haber sido retocadas, ¿es lo que cambia la relación que establecemos con la imagen?
-Sí, por el momento. Mientras más amateur parece el trabajo más importante es, porque parece crudo, indirecto, como lo que estamos viendo en Libia o en Siria. Pero va a cambiar de nuevo, los profesionales usarán ese estilo crudo para parecer amateurs y nos acostumbraremos. Los imitarán para ser más creíbles y veremos una nueva manipulación. Pero la cuestión es qué hacen los profesionales. Por supuesto, no pueden seguir repitiendo el mismo tipo de imágenes, porque nadie les prestará atención.
CREATIVE COMMONS.
-Algunos artistas, como Penélope Umbrico o Juachim Schmid, están trabajando en la reflexión y el aprovechamiento de esa gran cantidad de imágenes disponibles. Umbrico, por ejemplo, afirmó que no es necesario hacer más fotos porque ya hay demasiadas. ¿Piensas como ella que es inútil continuar tomando fotografías?
-Para nada, es muy útil. Pero la pregunta es cómo las presentas, cómo la gente las ve y las contextualiza. En muchos casos, menos es más. Es mejor mostrar 10 fotos que 10.000, porque con tantas no puedes ver nada.
-¿Una ecología de la imagen?
-Ecología de las imágenes, es cómo algunos lo llamaron en 1970. Es verdad que hay demasiadas cosas online para mirar, recopilar. Y muchas de ellas son excepcionales, pero en general no sabemos qué hacer.
-¿Y qué pasa con los derechos de autor? Como en el caso de estos artistas que trabajan con las imágenes tomadas por otros.
-Postmodernismo, apropiación,… Existe ese sentimiento de que en el mundo cualquiera se puede apropiar del contenido interactivo, de todo lo que esté en la web.
-¿Apropiar o adoptar? Joan Fontcuberta prefiere ahora el término adoptar por encima de apropiar, porque cuando nos apropiamos es sólo para nosotros, pero cuando adoptamos algo es para compartirlo.
-Correcto. Pero ambas cosas son ciertas. Yo puedo escribir un libro, y si miles de personas lo descargan gratis la editorial no consigue dinero, por lo que se hace difícil para mí escribir otro libro. Por otro lado, si muchas personas toman esas fotografías y crean algo nuevo con ellas, se generará una conversación en la sociedad que puede ser muy interesante. En este momento, todo está muy abierto, no hay reglas. Creo que Creative Commons (CC) es una nueva forma de derechos muy inteligente para el medio online. Yo lo estoy haciendo aquí en Montevideo, con la exposición «Desde el otro lado» en el Parque Rodó. Esta muestra recopila las imágenes de cinco fotógrafos. La mayoría de ellos trabajan con iPhones y usan páginas de Facebook para llegar al mundo. Lo hacen diferente. Como se explica en la muestra, puedes usar su trabajo de manera no lucrativa. Ese es un ejemplo de Creative Commons y es increíble lo que se puede hacer. Ahora estamos descubriendo cómo.
-¿Son fotoperiodistas?
-Son fotoperiodistas usando iPhones y posteando [las fotos] en Facebook. Esto permite a las familias de los soldados verlas, comentar y discutir sobre ello. Ese es uno de los trabajos. Otro, Michael Wolf, que toma imágenes de Google Street Views y lo convierte en un nuevo tipo de fotografía callejera.
-¿Y se le considera un fotógrafo?
-Bueno, ganó uno de los World Press Photo en Fotoperiodismo. Alguna gente está enojada porque opina que ni siquiera fue al lugar, simplemente se sentó a mirar la pantalla. Lo que yo estoy tratando de mostrar en esta exposición es que existen nuevas estrategias usando todo tipo de imágenes.
-¿Cómo todos esos cambios -ciudadanía visual, redes sociales, multiplicidad de emisores- cambian la fotografía documental?
-En el periodismo ciudadano por ejemplo, la diferencia de base es que están fotografiando para las personas que están en la foto, no para el mundo exterior. En cualquier caso el público externo mira, pero la audiencia primaria es el sujeto y sus familias. Es muy diferente que si un medio manda a un fotógrafo a Afganistán. El fotógrafo manda imágenes para los lectores de aquí, no para los familiares en Afganistán. Y como este, hay muchos proyectos, en los que se trabaja colaborando con las personas que aparecen en las imágenes, o incluso que ellos mismos tomen sus fotos de lo que les representa, diarios visuales.
-¿Y los fotógrafos profesionales en todo esto?
-Bueno, Chicago Times despidió a toda su plantilla de fotógrafos y los sustituyó por iPhones…
-Otro diario asiático también cambió a sus fotógrafos por repartidores de pizza, porque llegaban antes.
-Mi opinión es que no debemos mandar a fotógrafos a las ruedas de prensa, es una pérdida de tiempo. Podemos tener robots o una cámara web que lo haga y usar a los profesionales para investigar, explorar. Uno de los grandes temas es que deben ser autores de sus propias imágenes. No sólo tomarlas y dárselas todas al medio, sino que debería ser una de sus tareas el elegirlas, ordenarlas y darles un sentido. Deberían ser más la voz de su autor.
-Y sin embargo ocurre ahora que se dan conferencias de prensa sin preguntas. Es raro el juego al que están jugando periodistas y fotógrafos con el poder, ¿no?
-Escriben lo que el poder dice. La idea es ser críticos con el mundo, como los fotógrafos de guerra hicieron en Vietnam.
-¿El periodismo está perdiendo su actitud crítica?
-Tanto en Estados Unidos como en Siria, donde están matando periodistas, o en otros países, es difícil ser periodista hoy, por diversos tipos de razones.
-¿Sigue existiendo el «instante decisivo» de Cartier-Bresson?
-¿Contextualizar es ese mirar desde más lejos?
-Es como el médico. Si estornudas el doctor necesita saber cómo es el sistema, y cuál es el problema interno. Pero sólo mostramos los síntomas sin contexto, sin causas. Esto es lo que hace que el fotoperiodismo sea en este momento muy repetitivo, que veamos el mismo tipo de imágenes una y otra vez.
-Quizás todo va tan rápido y cambia tan deprisa que no tengamos el tiempo para sentarnos y pensar qué está pasando.
-Por eso es tan importante que el periodismo encuentre nuevas estrategias. Y muchos fotógrafos lo están haciendo, están trabajando en proyectos durante 5 u 8 años, porque toma tiempo.
-Joan Fontcuberta escribió en un artículo titulado «Por un manifiesto postfotográfico» en 2011 en el que afirmaba que la «postfotografía no es más que la fotografía adaptada a nuestra vida online». Y proponía un decálogo ¿Cuáles serían para ti los puntos imprescindibles para un manifiesto postfotográfico?
-(Pausa) Que la tarea del artista y del documentalista coincide y se solapan enormemente. El periodista, o el documentalista, necesita del artista y el artista necesita del documentalista. Que lo más importante es ser autor, tener tu propia voz, si quieres obtener credibilidad en lo que haces. Y que la colaboración entre el editor y el fotógrafo tiene que ser una colaboración real, no una relación de poder donde uno se somete al otro. Tienen que estar juntos. Es lo mismo que los escritores. Crees a García Márquez, no porque sepas que tiene razón, sino porque tiene un registro a través del tiempo.
-¿Está relacionado con los sentimientos, las sensaciones?
-Hay intuición, pero se trata de su voz, es algo creíble y profundo. Los fotógrafos necesitan lo mismo que necesita el escritor. Fotografiar es escribir con luz, y necesitamos escribir de una manera imaginativa, innovadora. Como por ejemplo han hecho algunos fotógrafos con la pena de muerte en Estados Unidos. En lugar de fotografiar a los prisioneros han registrado sus últimas comidas. Es una manera diferente de mirar el problema, y hace que te interese. Los fotógrafos tienen que encontrar una manera de despertar ese interés.
-Un punto de vista diferente.
-Llevarnos al interior de la historia, comprometernos. En realidad creo que en los medios es el mejor momento de la historia, para innovar, para crear, para hacerlo de forma de forma diferente.